
Al despertar Rafael Sancio, después de su siesta por la tarde, tardo unos segundos en recomponerse, Lugo de quitarse de los ojos las legañas quedó anonadado ante lo que veía. Su cuerpo antes esbelto y rosado era una masa informe y viscosa. Intentó recorrer esas formas con sus manos, pero cayó en la cuenta que todo pertenecía a esa misma materia deforme. Trató de moverse si conseguirlo
¿Qué me ocurre?, se dijo a sí mismo
Quizá era un sueño, e hecho es que le era imposible despertar.
¿Qué me ocurre?, se dijo a sí mismo
Quizá era un sueño, e hecho es que le era imposible despertar.
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