
Blow Up
Las babas del diablo es un cuento de Julio Cortázar, incluido en Las armas secretas (1959). Es también el punto de partida de quizá, uno de los últimos resquicios de la modernidad, en el sentido filosófico si se quiere. Ya Slavoj Žižek, plantea este tópico en Mirando al sesgo. Es que este film es el reflejo del estadío de los escenarios, de los contextos, de los lugares, y no … el exhibir directamente el objeto, permitiéndole que haga visible su propio carácter indiferente y arbitrario… (Žižek, 2000).
El lugar de la modernidad es el lugar de Antonioni. Capaz de crear auras tan rotundas y mitificadas que no necesitaban la presencia de los objetos, como la literatura de Cortázar, en donde todo es instrumental, donde todo se conjuga en armonía hacia un todo. No estoy diciendo que el posmodernismo sea negativo. Pero sí que, cuando menos en el cine, el máximo representante de la modernidad se fue, se convirtió en uno de los pocos mitos que puedan crearse en el imaginario de quienes hemos tenido la oportunidad de ver sus filmes. Antonioni es parte de esos pocos espacios, ya casi arqueológicos, que han alcanzado a dejar huella.
Las babas del diablo es un cuento de Julio Cortázar, incluido en Las armas secretas (1959). Es también el punto de partida de quizá, uno de los últimos resquicios de la modernidad, en el sentido filosófico si se quiere. Ya Slavoj Žižek, plantea este tópico en Mirando al sesgo. Es que este film es el reflejo del estadío de los escenarios, de los contextos, de los lugares, y no … el exhibir directamente el objeto, permitiéndole que haga visible su propio carácter indiferente y arbitrario… (Žižek, 2000).
El lugar de la modernidad es el lugar de Antonioni. Capaz de crear auras tan rotundas y mitificadas que no necesitaban la presencia de los objetos, como la literatura de Cortázar, en donde todo es instrumental, donde todo se conjuga en armonía hacia un todo. No estoy diciendo que el posmodernismo sea negativo. Pero sí que, cuando menos en el cine, el máximo representante de la modernidad se fue, se convirtió en uno de los pocos mitos que puedan crearse en el imaginario de quienes hemos tenido la oportunidad de ver sus filmes. Antonioni es parte de esos pocos espacios, ya casi arqueológicos, que han alcanzado a dejar huella.
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